La agresividad de tu hijo es una reacción natural que, con tu ayuda, controlará
Entendiendo los impulsos que parecen violentos agresivos en los niños de 4 a 5 años
En esta etapa, uno de los principales desafíos para un niño es aprender a controlar sus impulsos agresivos, que aparecen de forma natural, sin intención de dañar a nadie, sino de conseguir un objeto o una posición.
A estos impulsos se les conoce como “agresiones instrumentales”, por ser un instrumento para alcanzar una meta y aparecen, principalmente, durante el juego con otros.
Es muy común que en esta edad los niños peleen por juguetes o por controlar el espacio. Pero entendamos de dónde viene esta conducta.

Múltiples estudios han demostrado que nuestra capacidad para regular esa agresividad* depende en gran medida de lo aprendido en la infancia de nuestros modelos de conducta: padres, abuelos, hermanos, maestros y hasta figuras públicas y personajes de ficción.
Cabe mencionar que el comportamiento agresivo responde a un instinto innato y que los conflictos son una constante, están presentes por naturaleza en toda dinámica social.
Conforme un niño desarrolle su autocontrol* y aumente su capacidad verbal, empezará a sustituir los golpes por palabras, aun cuando siga habiendo elementos de agresión.
Pero mientras transita esa etapa, debe comprender y aprender la forma de cómo expresarse. En esto, el papel de los padres es fundamental para enseñarle a resolver problemas sin recurrir a la agresión.
¿Por dónde empezar? Los papás pueden iniciar por mostrarles las formas “correctas” para ir poniendo nombre y forma a cada impulso, y así ser su mayor ejemplo de soluciones.
El modelo de conducta más cercano eres tú como su mamá, con tu ejemplo aprenderá a saber cómo actuar ante determinadas situaciones y comenzar a regular esa agresividad.
- Abre canales de comunicación sana. Invítalo y hazle saber que puede expresarte cualquier cosa sin temor. Hablar siempre será una buena forma de manejar e identificar las emociones. Pídele que exprese su enojo en palabras: “me enoja que recojas mis juguetes cuando aún sigo jugando”, “me enojo cuando tengo hambre.”
- Busca expresarte con ecuanimidad. Si eres ejemplo de serenidad y además le muestras que eres capaz de controlarte a ti misma, serás un excelente modelo a seguir.
- Ayúdale a poner en práctica la empatía. Enséñale a pensar en el otro y tratar de entenderlo. Sé tú la primera referencia de lo que le estás pidiendo.
- Muéstrale que la agresión puede y debe evitarse. Las situaciones del día a día te ayudarán a darle a conocer formas no violentas de defenderse. Si golpea cuando quiere algo, dile que lastimará y hará sentir mal a la otra persona y no obtendrá lo que pide.
- Invítalo a reflexionar. Busca el momento adecuado, cuando esté en calma, para que analice los momentos donde tuvo un comportamiento agresivo. Es importante no hacerle sentir mal y decirle que siempre puede mejorar su actitud.
La práctica hará que desarrolle estrategias para relacionarse. Por ejemplo: descubrirá cómo puede unirse a un juego sin sufrir rechazo; cómo debe pedir algo que quiere, para que la respuesta sea favorable; o bien, cuál sería la mejor manera de reaccionar ante una agresión.
Estas son solo algunas de las muchas situaciones que le tocará enfrentar a diario en la escuela y de las cuales podrá obtener aprendizajes invaluables, ¡de eso se trata!
¡Te invitamos a conocer más sobre este y otros temas que te serán útiles!
Xóchitl González, especialista Jejé Kids, en
colaboración con Karla Jiménez y Maribel Solano
“Como su mamá, eres un modelo de conducta para que tu hijo tenga la capacidad de regular la agresividad.”