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Cuidar de tu hijo en exceso, no es hacerle la vida más fácil

Identifica si estás sobreprotegiendo a tu hijo

De la etapa de los 3 a los 4 años, que es cuando los niños ya caminan y quieren hacerlo todo ellos solos, se vuelve más importante estar al pendiente de sus acciones para evitar que se hagan daño en su exploración del mundo.

Cuidar de ellos es una expresión natural que tienes como mamá. Tu necesidad de protección hacia tus hijos es instintiva y vital. Sabemos que es tu manera de salvaguardar su seguridad física y emocional, pero también de demostrar tu amor.

Por tu experiencia adulta, sabes los peligros que rodean a tu hijo. Sin embargo, te has preguntado si en tu afán de querer que nada lo dañe, ¿lo estás sobreprotegiendo?

La sobreprotección ocurre cuando invades el camino de tu hijo y en tu necesidad de protegerlo y hacerle la vida más fácil, lo único que logras es quitarle las herramientas básicas para que crezca con independencia y autonomía*.

La sobreprotección puede aparecer en hechos aislados y también puede ser que algunos padres, incluso sin darse cuenta, hagan de ella un estilo de crianza, bajo la cual educan a sus hijos. Cualquiera que sea el caso, tiene un efecto limitante para los niños.

En Jejé Kids creemos que sí realmente quieres cuidar de tu hijo, debes identificar los momentos y situaciones en las que es vital que intervengas para apoyarlo, así como saber cuándo debes alejarte de él para dejar que se exprese libremente y tome sus propias decisiones.

¿Cómo identificar conductas sobreprotectoras?

Por ejemplo, imagina que mientras un niño juega en el parque, se cae y comienza a llorar. La reacción inmediata de su mamá es ir a levantarlo, consolarlo y preguntarle cómo está.

Si fue una caída grave, ella hace todo lo necesario para que lo atiendan, pero si solo se trató de una caída leve, lo anima a que siga jugando y que no se concentre en el dolor.

Si te fijas, en ambos casos, la protección se expresa de diferentes maneras, y es una manera sana de cuidar de un niño.

Ahora imagina a una mamá que, tras la caída, aunque sabe que no le pasó nada a su hijo, le dice “¡te vas a caer, cuidado!”, y esa frase la acompaña con una cara de angustia y preocupación por cada movimiento que hace el niño.

Cuando actúas de manera sobreprotectora, le transmites a tu hijo tus miedos e inseguridades y debido a ello le impides hacer determinadas cosas, actividades, o acudir a ciertos lugares, por el temor que eso a ti te genera.

Esa frase puede cambiar a: “ten cuidado, sujétate bien; aquí estoy si necesitas que te ayude”, y puede ir acompañada de una actitud tranquila, segura y positiva.

Toma en cuenta que tu hijo debe caerse, equivocarse y sufrir algunas veces, porque es parte de la vida y necesita experimentar todas sus emociones en diferentes contextos y situaciones.

¿Quieres saber más? ¡Te invitamos a seguir explorando nuestro contenido!

Xóchitl González, especialista Jejé Kids en
colaboración con Claudia Arlen Moreno y Maribel Solano

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