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Cuándo nace la tristeza

Entendiendo la tristeza en la infancia

Desde que nacen, los niños comienzan a interactuar con el mundo a su alrededor de una manera activa, observando, respondiendo, imitando, iniciando algún contacto, etc. Por lo tanto, aparentemente también sus emociones forman parte de esa interacción.

Sin embargo, en etapas muy tempranas, cuando los niños aún no hablan o su lenguaje verbal es muy limitado; sus emociones no suelen ser muy claras para los papás; así que muchas veces nos encontramos preocupados cuando notamos que aparecen emociones que consideramos ‘negativas’ como, por ejemplo, la tristeza.

Muchos papás se preocupan por saber ¿mi hijo se siente triste?, ¿qué puedo hacer por él?

Y si, los niños desde etapas muy tempranas comienzan a experimentar sensaciones de desagrado, buscando expresarlo y lograr así, que papá o mamá lo ayuden a eliminar aquello que los incomoda o molesta. A veces llorarán, gritarán, harán gestos o intentarán expresarse con movimientos de su cuerpo.

Más adelante, al desarrollarse aún más su capacidad de observación e imitación, identificarán en tu rostro las expresiones que haces cuando algo no te agrada o cuando te sientes mal: observarán tu tono de voz, tus miradas, incluso tus lágrimas.

Poco a poco aprenderán que existen vivencias que generan esas sensaciones y esas reacciones. Siendo, una de las primeras la que experimentan ante las separaciones; ya que, recuerda, cuando son pequeños, tú eres su principal fuente de seguridad y amor. Aproximadamente a los 6 meses de edad, el vínculo de seguridad ya está construido; así que las primeras sensaciones de tristeza aparecen asociadas a la posible pérdida de ese vínculo; a la lejanía contigo.

Recuerda que la tristeza es una emoción útil que nos indica cuando algo nos puede generar un daño emocional y nos alerta para reconocerlo y protegernos así como para encontrar ayuda y consuelo; para cuando tu hijo cumple su primer año, ya es capaz de experimentar tristeza pero aún va a iniciar el camino de identificarla y aprender la manera de expresarla y usarla en su beneficio.

Permite que la tristeza se exprese

Es una emoción que forma parte de las herramientas de seguridad y protección de tu hijo. Debemos reconocerla y aceptarla para guiarlos al gestionarla cuando la experimenten.

Recuerda:

  1. Acepta su tristeza. No la censures, no la critiques ni intentes minimizarla. Ni en ti ni en ellos. Evita frases comúnmente usadas como: “no estés triste”. Estar triste es natural.
  2. Anímalo a expresar su tristeza. Con palabras o sin ellas. Sé su ejemplo, procurando no reprimir tu propia tristeza; mamá y papá también se sienten tristes y cuando se sienten así, no lo ocultan.
  3. Consuela. Aunque tal vez, desde tu punto de vista, los motivos de su tristeza sean triviales; ofrece escucha y consuelo.

La tristeza necesita ser expresada, escuchada y atendida; justamente porque esa es su utilidad y es la manera en que un niño manifiesta su necesidad de ser escuchado y atendido.

Seamos los ojos que los miran, los oídos que los escuchan y los abrazos que los consuelan.

Psic. Adriana Mendoza

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