VISiÓN JEJÉ KIDS
Cuántas veces nos han dicho: “No estés triste”. Estar triste, está bien, porque tiene una respuesta o una situación a trabajar. Lo que está mal, es quedarse ahí por mucho tiempo.
Si algo nos da tristeza, debemos agradecer que estamos vivos, sintiendo todas nuestras emociones, que nuestro corazón está diciéndonos algo.
Si necesitas unos días para vivir la tristeza, !hazlo!, por eso es importante conocernos bien, para saber hasta dónde estás viviendo tu emoción de forma sana y hasta dónde ya estás creciendo la emoción, tanto que te puede estar haciendo daño.
Por eso, para comprender la tristeza, debemos trabajar en el autoconocimiento. Porque sabremos qué es lo que nos provoca tristeza o reconocer que ya vivimos esa misma situación que nos la causo y, nosotros mismos, podemos encontrar las herramientas para sanarla.
Sentirse triste, puede ser una alarma de muchas cosas emocionales. Por eso, nunca debemos minimizar esa emoción en nuestras vidas ni en la vida de nuestros hijos. Reprimir la tristeza, porque alguien nos dijo o le dijimos. “NO estés triste”; puede traer consecuencias emocionales, que se ven expresadas en comportamientos y enfermedades.
Aunque no lo creas, la tristeza puede ser muy útil en nuestra vida: nos ayuda a comunicar a los demás cuando nos sentimos vulnerables, cuando necesitamos consuelo y amor. Nos impulsa a comunicar que necesitamos protección y ayuda.
¿CÓMO PUEDO ENSEÑAR A MI HIJO SOBRE LA TRISTEZA?
1. Dale su lugar a la emoción. No está mal sentirse triste, si no siente ganas de hacer nada ni de ver a nadie, es válido hasta que se sienta mejor.
2. Comunícale que, si quiere llorar, está bien qué llore; de hecho, casi siempre nos sentimos mejor.
3. Recuérdale que puede pedir un abrazo como consuelo o hablar sobre lo que provocó esa tristeza.
5. Cuando se sientan más tranquilos, explícale que, aunque haya ocurrido algo que no le guste y lo haga sentir mal, siempre podrá poner su atención en las cosas buenas que tiene o que puede hacer.
5. Nuestra energía y velocidad para actuar bajan; así que nos hace posible observar y valorar cosas que de otra manera no les ponemos atención.
EXPRESAR SANAMENTE
En este caso hablaremos más de vivirla que de expresarla. Vivirla, es saber decir a nosotros mismo que nos sentimos triste. Sabiendo que no somos débiles por sentirlo, ese es el miedo que a veces nos da, porque creemos que siempre debemos mostrarnos fuertes. Fuertes seguimos siendo, solamente estamos siendo humanos.
Para vivirlo, debemos aceptar que pueden venir lágrimas, pero no es malo llorar. Saber hasta dónde esas lágrimas son benéficas y hasta dónde se están convirtiendo en dañinas para nuestra salud; porque ya entra el sufrimiento.
Respira, asimila, escribe. Escribir para los niños aún no es una opción, pero si hablar de ello. Hasta entender porque duele o afecta.
Es la principal emoción asociada al llanto; nos sentimos con menos fuerza, menos energía. Hay poco ánimo, pocas ganas de hacer cosas, desaliento, aparece el pesimismo (todo lo vemos mal) y hay una reacción de auto compasión; que es cuando nos vemos a nosotros mismos como si no tuviéramos muchas posibilidades de sentirnos mejor.
Nuestros hábitos de sueño y de alimentación cambian o dejamos de disfrutarlo.
Es característica la sensación de tener un nudo en la garganta y la pérdida de entusiasmo o interés por las actividades cotidianas.
Aunque no lo creas, la tristeza puede ser muy útil en nuestra vida: nos ayuda a comunicar a los demás cuando nos sentimos vulnerables, cuando necesitamos consuelo y amor. Nos impulsa a comunicar que necesitamos protección y ayuda.
Nuestra energía y velocidad para actuar, bajan; así que nos hace posible observar y valorar cosas que de otra manera no les ponemos atención.
La tristeza además, tiene una utilidad social ya que envía mensajes en medio de situaciones de conflicto; que ayudan a que el enojo de los demás se calme. La tristeza, como ves, nos ayuda a unirnos con los demás, a calmar las emociones demasiado intensas; por eso su principal función es la de llevarnos a la reintegración.
Cuando la tristeza aparece en tus hijos, hay cosas que podemos hacer:
- Dale su lugar a la emoción. No está mal sentirse triste: si no siente ganas de hacer nada ni de ver a nadie, es válido hasta que se sienta mejor.
- Recordarle que si quiere llorar, está bien que llore. De hecho, casi siempre nos sentimos mejor.
- Recuérdale que puede pedir un abrazo como consuelo o hablar sobre lo que provocó esa tristeza.
Cuando se sientan más tranquilos, explícale que, aunque haya ocurrido algo que no le guste y lo haga sentir mal, siempre podrá poner su atención en las cosas buenas que tiene o que puede hacer.