VISiÓN JEJÉ KIDS
Primero, nosotros los adultos debemos aprender que la alegría, no puede ser una emoción constante, ni 24/7. Por eso, nosotras mamás debemos dejar de sentirnos mal, por no mostrar efusividad y alegría todo el día con nuestros hijos. El día está hecho de diferentes momentos y no porque no todos sean alegres, significa que ese día estuvo mal.
Sin embargo, es una emoción que debe ser prioridad para compartir con nuestros hijos. Ya que, si desde pequeños enseñamos a vivir está emoción, se sentirán más apegados a actividades, que los lleven a disfrutar estos estados de alegría, felicidad y gozo.
La alegría va y viene. No se preocupen si no dura todo el tiempo. Ya sabemos que va a volver y no es malo, no estar alegres. No fomentemos la alegría como la única emoción ideal. Todas las emociones, bien canalizadas, son ideales.
¿CÓMO PUEDO AYUDAR A MI HIJ@ A VIVIR ALEGRÍA?
Inspirándolo y buscando actividades que lo hagan sentir motivado. Para que vaya alimentando su ser con actividades que potencialicen estados de emoción, enriquecedores y alegres.
¿Qué significa inspirarlo?
-Jugar con él o ella, interactuar, implementar juegos y dinámicas creativas donde tú y tu pareja sean parte.
-Animarse, dejar de tener miedo a qué puede perderles el respeto. Los niños admiran y aman más a unos papás amigos, que a unos papás autoritarios y lejanos.
-Hacer actividades físicas y deportivas. Pero ojo, no esperes que, por solo llevarlo y sacarle fotos en su clase, estas transmitiendo la verdadera inspiración. Para crear alegría en ell@s, el ser parte, es la mejor forma.
Inspirar, es mostrar algo que sabes muy bien de qué se trata.
EXPRESAR SANAMENTE
Aunque es una emoción muy agradable, es bueno ayudar a los niños a expresarla sin que se desborde. Pues en ocasiones pueden estar excesivamente emocionados, corriendo de un lado a otro. La respiración, siempre será un buen aliado.
Además, gracias a la respiración, podrá estar más consciente de lo que le está sucediendo.
Si aprendemos a regular una emoción, como la alegría, también iremos aprendiendo a regular las demás emociones.
La alegría se experimenta a través de sensaciones debidas a la aceleración del ritmo cardiaco y la respiración; la sangre corre más rápido y nuestra temperatura corporal suele elevarse, principalmente en el rostro (de ahí el rubor) y las manos o brazos.
Nuestra energía aumenta, deseamos movernos, caminar, brincar, correr y hasta gritar con fuerza.
La manifestación más característica es la sonrisa, la risa y la carcajada.
La alegría es maravillosa porque nos motiva a acercarnos a aquellas cosas que nos generan placer y dicha. Nos ayuda a identificar las cosas que nos hacen bien y nos empuja a lograr nuestros deseos.
Facilita la empatía y motiva a las personas a ayudarse unos a otros, por eso se dice que tiene la función de la afiliación
Aumenta nuestra creatividad, mejora nuestra memoria y nuestra autoestima; así que nos hace sentir mejor preparados y con más energía para enfrentarnos a nuevas cosas.
Aunque es una emoción muy agradable, es bueno ayudar a los niños a expresarla sin que se desborde:
- Recuerden juntos que la alegría va y viene. No se preocupen si no dura todo el tiempo. Ya sabemos que va a volver y no es malo no estar alegres. No fomentemos la alegría como la única emoción ideal.
- A veces, la alegría puede confundirse con burla cuando nos alegramos de cosas malas que les ocurren a otros. Cuando observes esto en tus hijos, siéntate a platicar con ellos para recordar que la alegría es sana cuando ocurre ante cosas benéficas y encuentren juntos alguna acción de ayuda a los demás.