Para aprender del miedo, debemos quitarnos está frase: “NO tengas miedo”. De hecho vamos a eliminar el no, antes de cualquier emoción, por ejemplo, no seríamos capaces de decirles a nuestros hijos: No estés feliz, no estés alegre; entonces, porque limitaríamos sentir una emoción tan importante como el miedo.
El miedo hay que identificarlo, sentirlo y vivirlo. Se puede aceptar que tenemos miedo, se puede decir: “tengo miedo”. Y eso, en Jejé Kids, lo aplaudimos, porque estamos valorando lo que sentimos.
Se puede dudar y temer, pero intentarlo poco a poco. Depende de la persona, personalidad y edad.
¿CÓMO PUEDO AYUDAR A MI HIJ@ A ENTENDER EL MIEDO?
Descubrir juntos qué es lo que siente, explorar la zona, hablar de ello, explicarle de qué se trata. Todo esto, es previo al momento climax, no intentemos hablar de eso en el momento donde dice: “NO quiero entrar, porque esta oscuro”, o “Mamá, me da miedo el perro”:
A los miedos, hay que conocerlos, mas no enfrentarlos, porque esto representa un reto. Debemos primero, conocerlo y validarlo para poder superarlo.
Para ayudar a tu hij@, debemos siempre validar lo que siente. También vamos a desaparecer esas frases como: ¡No hay ningún fantasma, ya duérmete!
Recuerda que, si algo expresa, es porque algo siente. Y no olvides ¡Es un niñ@!
EXPRESARLO SANAMENTE
Para ayudar a tus hijos a expresar de manera equilibrada sus miedos, recuerda:
1. Entender que el miedo por sí mismo no es malo. Comunícale que no necesitamos evitarlo ni esconderlo.
2. Mantén una comunicación abierta con ellos sin juzgar sus miedos. Para ellos son significativos.
3. Como adulto, habla de tus miedos sin pena, para que los niños observen que es posible hablar de aquello que les da miedo.
4. Ayúdales a identificar si su miedo es real o imaginario.
5. Abre el espacio de confianza, para que desde hoy hasta siempre. Pueda acercarse y contarte que algo le da miedo.
Como sientes necesidad de protegerte, tu cuerpo se siente tenso, como si se preparara para esconderse o escapar. La temperatura de tu cuerpo puede ser más baja y muchas veces puedes sentir como si te congelaras y hasta tu piel puede ponerse pálida, sin color. Cuando el miedo es muy grande, puedes respirar muy rápido y tu cuerpo puede comenzar a temblar. La frecuencia cardíaca cambia de ritmo, se detiene y se acelera.
El miedo se asocia con pensamientos sobre cosas reales o imaginarias que hacen que sigamos sintiendo ese miedo.
El miedo es una emoción que nos pone en un estado de alerta; nos ayuda a observar mejor lo que ocurre, nos motiva a prepararnos para estar mucho más listos y atentos para responder y protegernos.
Es una emoción que nos ayuda a sobrevivir y a cuidarnos. Si no sintiéramos miedo ante nada, no nos daríamos cuenta de algunos peligros.
Nos ayuda a ponernos a salvo y a identificar los posibles riesgos o amenazas. Su función es la protección.
Para ayudar a tus hijos a expresar de manera equilibrada sus miedos, recuerda:
- Entender que el miedo por sí mismo no es malo. Comunícale que no necesitamos evitarlo ni esconderlo.
- Mantén una comunicación abierta con ellos sin juzgar sus miedos. Para ellos son significativos.
- Como adulto, habla de tus miedos sin pena para que los niños observen que es posible hablar de aquello que les da miedo.
- Ayúdales a identificar si su miedo es real o imaginario.
Encuentren formas de protegerse ante los miedos reales.