¿A tu pequeño le cuesta trabajo hacer amigos?

Tal vez sea consecuencia de un sentimiento de rechazo

Al comenzar a construir sus primeras amistades fuera de casa, los niños se enfrentarán a muchas situaciones; una de ellas es el rechazo; hablemos de ella.

El rechazo es el repudio o desaire hacia alguien. Es lo contrario a la aceptación, que permite reconocer el valor de una persona y por lo tanto hacerla sentir querida y respetada.

En ocasiones, el sentimiento de rechazo inicia en casa. Los niños se sienten excluidos por sus padres, quienes se supone deben ser una fuente de amor incondicional para ellos.

Hay varios casos donde el rechazo inicia en casa. Los niños se sienten excluidos por sus padres, quienes se supone deben ser una fuente de amor incondicional para ellos.

Muchas veces, anteponen cualquier otro aspecto de su vida, antes que a sus hijos. Pueden llegar a ignorarlos, al considerar más importante su trabajo u otras ocupaciones, o establecen una relación superficial al destinar poco tiempo para demostrarles su interés y afecto.

Un niño rechazado por sus padres, sentirá que no es importante, por lo tanto lo que diga, haga o piense, tampoco lo será. “Si no les importo a mis papás, menos le importaré a los demás.”

Terminará creyendo que es culpa suya si lo rechazan, que algo debe estar “mal” con él y se sentirá avergonzado de sí mismo. Además, experimentará un sentimiento de abandono, soledad e incluso puede volverse violento.

Al llegar a la escuela

En la escuela, estas ideas de inferioridad lo harán inseguro, falto de confianza y autoestima, lo que afectará su rendimiento académico y los vínculos que establezca con los demás.

En esta etapa, un niño empieza a construir sus primeras relaciones con sus compañeros de clase y maestros, por lo que es más propenso a experimentar un desaire.

Si es excluido en este nuevo entorno, pierde la oportunidad de establecer una convivencia positiva y desarrollar habilidades que estimulen su crecimiento social y emocional.

Por ejemplo, puede sentirse rechazado cuando trate de integrarse a un círculo de amigos, o quiera formar parte de un juego o una dinámica, y le nieguen la oportunidad de “ser parte de”.

¿Por dónde empezar para evitar las consecuencias negativas a causa del rechazo?

• Evita ser indiferente. Como mamá, quizá estés muy ocupada con los deberes de la casa o por cuestiones de trabajo, pero si tu hijo tiene la necesidad de expresarte algo, puedes dejar un momento lo que haces para decirle de forma cariñosa, cálida e interesada: “¿qué necesitas, mi niño?, te escucho”, “¿qué pasa, pequeño?, ¿cómo puedo ayudarte?”, “¿cómo estás mi niño?, ¿qué puedo hacer por ti?”.  
• Involúcralo. Si lo haces formar parte de las actividades y dinámicas de casa, no solo estarás haciendo que se sienta una pieza importante, sino que también lo enseñarás a trabajar en equipo. Procura dar instrucciones claras sin mostrarte autoritaria; evitando gritos y regaños
• Atiende conductas que te parezcan diferentes. Si notas cambios en su actitud o en su comportamiento, es importante que indagues el porqué de ese cambio y para ello, el diálogo con tu hijo te dará respuestas para detectar a tiempo cualquier problema que se esté manifestando, o si ya hay uno, ayudarle a resolverlo.
• Invierte tiempo de calidad. Si destinas momentos exclusivos para compartir actividades con tu hijo, reforzarás tu relación con él y lo harás sentirse valioso y querido. Eso también mejorará la comunicación entre ustedes.

Entre menos rechazo experimente un niño, tendrá más confianza para expresar libremente sus emociones de manera que pueda relacionarse sanamente.

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Xóchitl González, especialista Jejé Kids, en
colaboración con Karla Jiménez y Maribel Solano

“Un niño rechazado por sus padres, sentirá que no es importante, por lo tanto lo que diga, haga o piense, tampoco lo será.”