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No sufran la competencia ¡disfrútenla!

Resignifiquemos el concepto de competitividad

De los 3 a los 5 años, la competitividad cobra importancia, ya que los niños atraviesan por una etapa en la que necesitan reafirmar su individualidad.

Esto suele traducirse en conductas que los lleva a pensar solo en ellos y en superar los retos. Los 3 años son el inicio de esta exploración, por eso es importante que comprendan la manera de llevarla.

Es importante que no confundamos la competitividad con egocentrismo. Los niños expresan ambas conductas, porque al querer tener un buen desempeño en todo, se esfuerzan para destacar del resto y al no lograrlo, se frustran.

La cultura actual ha fortalecido esta actitud donde la competitividad implica la creencia de tener que ganar en todo, porque si no te conviertes en un perdedor y eso te resta valor como persona. Desde pequeños, los niños se dan cuenta de que hay una clara tendencia a reconocer y premiar a quien logra sobresalir en un ámbito determinado. Se da siempre el premio al que llegó a la meta para demostrar que es el mejor. Sin embargo, nadie es mejor que nadie, cada uno tenemos diferentes cualidades.

Estas son algunas consecuencias de la competencia impuesta por la sociedad:

  • Frustración. Un niño que no desarrolla su tolerancia cada que las cosas no resulten como espera, la va a pasar muy mal, porque no sabrá que hay momentos para todo, para ganar y para perder.
  • Baja empatía. Por su necesidad de sobresalir, un niño puede incorporar prácticas injustas o que no hagan ninguna consideración sobre los demás.

Para evitar esto, queremos empezar por resignificar la competitividad hacia un concepto de manera más positiva.

La competitividad positiva propone que, independientemente de que se gane o se pierda, podemos disfrutar del camino, valorar el esfuerzo invertido y rescatar un aprendizaje.

Los padres pueden ayudar a sus hijos a entender que la competitividad va de la mano del autoconocimiento*, así sabrán que todos tenemos habilidades diferentes, reconocerán sus propias aptitudes y respetarán sus límites.

Pero el primer paso es explicarles que competir significa disfrutar, aprender, probar y explorar nuevos caminos; que si hay una caída se aprende de ella y ese aprendizaje que nos dejó, se puede aprovechar la próxima vez.

Esto hará que entiendan que, en gran medida, la vida no se trata de esforzarse por ser mejores que los demás, sino de disfrutar ese proceso al competir.

En Jejé Kids creemos en una competitividad positiva, donde prevalezca la habilidad para cooperar por encima de la de competir. ¿Quieres saber más? Te invitamos a seguir explorando nuestro contenido.

Xóchitl González, especialista Jejé Kids en
colaboración con Claudia Arlen Moreno y Maribel Solano

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